
Riesgos éticos en salud digital: protegiendo la privacidad y la confianza.
- Instituto Online Farma
- 2 may
- 4 Min. de lectura
Salud Digital: ¿Qué es, cuáles son sus aplicaciones en medicina, y qué beneficios reporta?
Autor:
Campus Sanofi
La evolución y aplicación de las nuevas tecnologías ha supuesto un antes y un después en la forma de hacer salud
¿Qué es la salud digital?
La Organización Mundial de la Salud -OMS- define a la salud digital como “el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la salud y todos los campos relacionados con la misma”
En otras palabras, la eSalud consiste en aplicar determinadas tecnologías a un entorno médico o sanitario con el fin de mejorar la calidad asistencial.
Gracias a sus múltiples funcionalidades, la salud digital está logrando mejorar el bienestar de pacientes y de los propios profesionales sanitarios. Pero, esta digitalización de la salud, también presenta retos muy serios. Todos aquellos aspectos relacionados con los derechos de los pacientes, el acceso a las tecnologías, o la transferencia de riesgos en las tomas de decisiones, deben ser vigilados y regulados de forma adeucada1.
Por ello, es importante recordar que la salud digital debe implementarse teniendo en cuenta siempre cuál es su objetivo principal: servir a las personas y mejorar los procesos de prevención, diagnóstico y tratamiento.
¿Cuáles son las nuevas tecnologías en salud digital?
La salud digital se sirve del uso y aplicación de numerosas tecnologías. Entre ellas, destacan:
Internet de las Cosas médicas
El Internet de las Cosas Médicas -IoMT, por sus siglas en inglés- hace referencia a una red interconectada de dispositivos con conexión a Internet. Esto permite que pueda existir un intercambio de datos entre todos ellos.
Para que los dispositivos de IoMT puedan funcionar adecuadamente, es necesaria la combinación de softwares, aplicaciones y sensores, ya que el IoMT funciona de la siguiente manera3:
Los dispositivos con conexión a Internet recopilan datos a través de sensores o
Estos datos son enviados de manera automática a “la nube” -un sistema de almacenamiento de datos online-.
Dicha información es procesada, analizada y, en caso de que así sea requerido, también puede ser enviada a otros dispositivos.
Por ello, sus principales aplicaciones son las dirigidas a la monitorización a distancia de pacientes, así como al control y seguimiento de enfermedades crónicas.
Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial -IA- es una de las tecnologías que más está revolucionando el panorama de la eSalud.
Su aplicación en el desarrollo y creación de nuevas herramientas y dispositivos está ayudando a mejorar la capacidad de prevención, diagnóstico y tratamiento de múltiples enfermedades

Desde hace algunas décadas, la salud digital - también denominada como eSalud- ha irrumpido con fuerza en el ámbito sanitario.
La evolución y aplicación de las nuevas tecnologías ha supuesto un antes y un después en la forma de hacer salud, transformándola a todos los niveles: gestión, prevención, diagnóstico, tratamiento, seguimiento e investigación.
De este modo, la salud digital se ha convertido en un elemento transversal en la práctica clínica diaria, demostrando reportar numerosos beneficios:
Optimización de las tareas.
Mejora en la prevención y anticipación de riesgos.
Mayor precisión de los tratamientos médicos.
Aumento del autocuidado por parte de los pacientes.
Promoción de la sostenibilidad del sistema sanitario.
Principales riesgos éticos
El avance de la tecnología en el ámbito de la salud ha traído grandes beneficios, pero también plantea nuevos desafíos éticos que deben ser cuidadosamente considerados. A continuación, se detallan algunos de los más relevantes:

1. Privacidad y protección de datos personales
Los sistemas digitales en salud recopilan grandes volúmenes de información sensible, como diagnósticos, tratamientos y antecedentes clínicos. La falta de medidas de seguridad adecuadas puede exponer estos datos a filtraciones, hackeos o usos indebidos. En muchos casos, el paciente desconoce quién accede a su información y con qué fin.
2. Consentimiento informado digital
En plataformas digitales, el consentimiento suele presentarse en forma de “términos y condiciones” extensos y poco comprensibles. Esto puede dificultar que el paciente comprenda realmente qué datos se recopilan, cómo se usan y si puede retirarlos luego. Sin un consentimiento claro y accesible, se debilita la autonomía del paciente.
3. Sesgos en inteligencia artificial (IA)
Los algoritmos de IA pueden tomar decisiones clínicas basadas en datos incompletos o no representativos. Esto puede generar discriminación, por ejemplo, en pacientes de ciertas edades, etnias o géneros. Si la IA no se audita adecuadamente, sus errores se pueden propagar a gran escala sin supervisión humana.
4. Deshumanización de la atención
El uso excesivo de herramientas digitales puede reducir el contacto directo entre el profesional de salud y el paciente. Esto puede afectar la empatía, la escucha activa y la relación de confianza, elementos fundamentales en el cuidado humanizado. La tecnología debe complementar, no reemplazar, el vínculo humano.
5. Responsabilidad ante errores tecnológicos
Cuando un sistema digital comete un error (por ejemplo, una app que sugiere un tratamiento equivocado), es difícil establecer quién es responsable: el desarrollador, el profesional que lo usó, o la institución. Este vacío legal y ético puede dejar al paciente sin protección adecuada.

Buenas prácticas y recomendaciones
Implementar cifrado y estándares de seguridad (HIPAA, GDPR como referencia)
Simplificar y transparentar el consentimiento informado
Auditar y validar regularmente los algoritmos
Mantener espacios de contacto humano (híbrido digital-presencial)
Actualizar marcos legales y protocolos internos.
Referencias
Links a normas (GDPR, leyes argentinas de protección de datos)
Estudios sobre sesgos en IA y telemedicina.
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