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Las damas rosadas

Hace 60 años las casas argentinas no tenían teléfono, las televisiones color, y nuestro país no había sido nunca campeón del mundo. Kennedy vivía y era presidente de Estados Unidos y Frondizi era presidente de Argentina, y un grupo de mujeres se ponía de acuerdo en usar un delantal rosa y ser voluntarias en el Hospital Houssay de Vicente López.

Las Rosadas de Vicente López, en aquel entonces lideradas por Teresa Hardy de De Ángelis, nacieron un 5 de noviembre del 1962, como un grupo co creado por el párroco Padre Poli. Las Damas decidieron llevar ese color de delantal en conmemoración a las enfermeras de las guerras europeas, cuyos delantales blancos se manchaban de sangre y a pesar de lavarlos y lavarlos siempre quedaban de color rosa.

Las Damas Rosadas son más de 300 voluntarias que brindan acompañamiento y contención, en Zona Norte y Capital Federal, a los internados hospitalarios y buscan ayudar a los médicos en su función social. También se encargan de hablar con los funcionarios de salud pública locales para solucionar la situación de pacientes en situación de vulnerabilidad económica que necesitan tratamientos o medicamentos costosos y no pueden pagarlos.

El estatuto exige que la voluntaria le dedique un mínimo de cuatro horas por semana, un día a la semana, pero aquella que tenga más tiempo podrá llevar registro. Así el registro podrá ser un objeto de orgullo. El trébol azul es la condecoración más alta que se le entrega a una Dama Rosada, es en reconocimiento por las 6000 horas trabajadas. La otra parte del estatuto le exige a las voluntarias llevar obligatoriamente el delantal rosa sin ningún pantalón debajo. 

Su servicio se basa en brindarle información a aquellos que se acercan al hospital, ayudar a acercarse al hospital a personas de movilidad reducida que no tienen como hacerlo, cocinan las comidas para los pacientes internados que no tienen familiares y cuyas los hospitales no incluyen, a los pacientes carenciados les brindan medicamentos, ropas y objetos de higiene personal. A los chicos le brindan juguetes, lápices y papel para dibujar. 

La ayuda de las Rosadas no se limita en los pacientes sino que también se extiende al personal hospitalario, los médicos y los y las enfermeras. De hecho, las primeras Damas Rosadas fueron entrenadas para ser instrumentistas quirúrgicas, antes de que exista la carrera universitaria. El trabajo de las voluntarias no puede entrometerse en el labor médico de los trabajadores hospitalarios, eso las Rosadas lo tienen claro. 

Nota: diario Clarín

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